La cima del fútbol alemán está en el punto de mira de la justicia: los registros llevados a cabo este martes en la Federación (DFB), sacudida desde hace semanas por un presunto escándalo en torno a la atribución del Mundial 2006 y cuyas explicaciones son difíciles de creer.
Estas búsquedas están motivadas por las sospechas de fraude fiscal y no se refieren a posibles actos de corrupción o abuso de bienes sociales, como inicialmente había previsto la justicia: Estos hechos están prescritos, indicó en un comunicado Nadja Niesen, portavoz de la fiscalía de Fráncfort, que comenzó en octubre un examen preliminar del caso.
En el centro de las cuestiones, el famoso pago de 6,7 millones de euros efectuado hace diez años por el Comité de Organización alemán de la Copa del Mundo 2006.
Desde el martes por la mañana, estos registros son llevados a cabo por unos cincuenta agentes fiscales "en la sede de la DFB y en casa de tres (personas) interrogadas: el presidente de la DFB, uno de los antiguos presidentes y un antiguo secretario general", precisó Niesen, confirmando informaciones del diario Bild y la agencia de prensa alemana DPA.
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La fiscalía no ha dado nombres, pero los tres hombres en el centro de este escándalo son: el presidente de la DFB, Wolfgang Niersbach, su predecesor Theo Zwanziger y el exsecretario general Horst Schmidt.
El escándalo fue revelado a mitad de octubre por la revista alemana Der Spiegel, que habla de sospechas de compra de votos durante la decisión, tomada en 200, de atribuir el Mundial 2006 a Alemania.
Según Der Spiegel, el Comité de Candidatura alemán constituyó una caja negra para comprar votos. La DFB reconoció este pago de 6,7 millones de euros a la Comisión Financiera de la FIFA, pero negó cualquier soborno o caja negra.
Cabe destacar que el expresidente de la DFB Theo Zwanziger rechazó categóricamente estas acusaciones, asegurando que Niersbach mentía. Zwanziger declaró que Horst Schmidt (cuyo domicilio fue registrado) le dijo que la suma en cuestión habría sido pagada a un miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA, Mohammed Bin Hammam. Expresidente de la Confederación Asiática (AFC), este último está suspendido de por vida por un caso de corrupción.
Por su parte, Beckenbauer reconoció haber cometido un "error" en torno al Mundial 2006, pero añade que "no se compraron" votos.
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