En tierra de ciegos, el tuerto es rey. Pero en la República Independiente de la Videna hay un ‘Ciego’ que sueña con ser presidente. Juan Carlos Oblitas, casi al mejor estilo de César Acuña, se ha autoproclamado “presidenciable” con sus últimas declaraciones y apariciones públicas, y está solo a la espera de saber si los estatutos federativos le permitirán postular o no para tentar ser el sucesor del ahora silencioso Agustín Lozano. Tiene derecho.
Ante tanto distraído, irresponsable o directamente inepto que sobrevive en el sistema del fútbol peruano, la candidatura del expuntero izquierdo, exentrenador de la selección peruana y hoy directivo deportivo de la Federación Peruana de Fútbol puede generar algún entusiasmo tomando en cuenta que, entre sus méritos, tal vez el principal, se puede distinguir la elección de Ricardo Gareca así como respaldarlo cuando en un inicio las cosas no le salían del todo bien al “Tigre” con Perú.
Ese, sin duda, ha sido el mejor gol de Oblitas fuera de las canchas, una anotación tal vez de la misma magnitud de aquella que le hizo de ‘chalaca’ espectacular a Chile en Matute, tras doble enganche del ‘Trucha’ Percy Rojas en una Copa América o, también, de aquel otro latigazo inapelable para vencer al ‘Pato’ Fillol, el portero de aquella Argentina de Maradona que sufrió en Lima y Buenos Aires. Este respaldo, pese a todo y a todos, fue tan importante como esos tantos o el que le convirtió a Francia aquella vez que Perú bailó marinera en el Parque de los príncipes.
Oblitas, lo acaba de reiterar, está dispuesto a ir al próximo proceso electoral si se arma una lista de consenso para construir “los cambios que el fútbol peruano necesita”, según sus palabras. Esa afirmación genera más simpatía que cuando pontifica sobre la no convocatoria de Paolo para esta doble jornada FIFA, donde enfrentaremos a Ecuador y Brasil con la posibilidad de encontrar, para la selección, una vida después de Guerrero, o cuando afirmó que le generaba asco la situación del hoy preso Edwin Oviedo, pero la palabra renuncia no apareció en su vocabulario ni por WhatsApp. Oblitas firme, bancando al DT y haciendo respetar un proceso, aparece como una opción interesante y distante, esperamos, del técnico que no tuvo mucha coherencia para abordar, en su momento, la famosa indisciplina del caso Miramar.
Algunos, de chicos, sueñan con ser pilotos, actores de cine, futbolistas o un chef famoso. Otros le dicen a mamá que, cuando sean grandes, serán presidentes. Y entonces ahí va el “Ciego”, siguiendo esa luz al final del túnel, tal vez buscando superar como dirigente lo conseguido como jugador y entrenador.