La selección ha disputado siete amistosos en la Era Bengoechea y, más allá de los resultados, es importante rescatar algunas conclusiones a partir de esta primera etapa:
1 No existe proyecto
El trabajo de Pablo Bengoechea carece de claridad. No se entiende si apuesta por un cambio generacional o si su intención es mantener la base de jugadores veteranos que disputaron la Eliminatoria pasada. El hecho de que el contrato del uruguayo finalice al terminar la Copa América 2015 lleva a pensar en que lo único que tiene en mente es resolver los partidos que le toca disputar de manera aislada, sin pensar a largo o mediano plazo.
2 No hay idea de juego
El esquema que Bengoechea aplica con la selección no es consistente. La manera más clara para definirlo es decir que se trata de una versión mala de la táctica que Sergio Markarián empleó cuando estuvo al frente del equipo, con la diferencia de que los jugadores de ese proceso ya no tienen el mismo nivel. Contra Chile quedó claro que el Profesor no tiene un plan B. Tras la expulsión de Rinaldo Cruzado, Perú entró en caos y el técnico no supo echar mano de su banca para remediar la situación.
3 Carencia de jugadores
Bengoechea insiste en contar con jugadores como Claudio Pizarro y Juan Vargas. Es cierto, si se analiza con mente fría, es lo mejor con lo que contamos. Sin embargo, estos jugadores ya alcanzaron un tope y lo que necesita la selección en este momento es renovar sus líneas. A excepción de Jéfferson Farfán (lesionado) y Paolo Guerrero, el resto de Fantásticos tiene poco que ofrecerle a la selección. Jugadores como Reyna, Hinostroza, Benavente y Deza deben ser la base sobre la que el uruguayo trabaje. Les da pocos minutos y así les impide crecer a nivel selección. No tenemos pasado, no tenemos futuro.
4 Amistosos que no sirven
Perú necesita jugar, pero también hacerlo ante rivales que le permitan crecer. Partidos contra Qatar o Guatemala solo sirven para corroborar que pasamos por una crisis profunda y que nuestro nivel es bajísimo. Es inexplicable que un día estemos enfrentando a selecciones como esa y después enfrentemos a Chile o Inglaterra. Por un lado, esto impide que el equipo crezca como tal. Ante rivales débiles el planteamiento será distinto que ante rivales de jerarquía. Es cierto que Perú debe plantearse todos los escenarios, pero también lo es que Perú debe asumir la posición del equipo que viene de abajo. Es por ello que victorias engañosas le hacen un flaco favor a nuestro futuro.
5 Falta de nivel
Estamos a una distancia enorme de las selecciones de talla mundial. En Sudamérica, Brasil, Argentina, Colombia, Chile, Ecuador y Uruguay -en ese orden- nos saca cada uno más ventaja que el otro. Estamos para competir con un Paraguay en proceso de reconstrucción, una Bolivia que pasa por la misma situación y una Venezuela que está cerca de superarnos. La selección necesita una reforma urgente y también alguien capaz de aplicarla.